El anuncio de la desaparición de las becas de investigación y su sustitución por contratos laborales que adelantó la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, en una entrevista ayer con Público, fue recibido con cautela por los sindicatos y con algún recelo por parte de los investigadores jóvenes.
"Tenemos muchas reservas y las seguiremos teniendo hasta que no veamos la nueva ley publicada en el BOE", señala Salomón Aguado, portavoz de la Federación de Jóvenes Investigadores/ Precarios (FJI). La FJI lleva años reivindicando que se regularice la situación de los becarios para que tengan seguridad social y derecho a cobrar el paro desde el primer año. El anuncio de Garmendia recogería la petición. La ministra aseguró que la Ley de la Ciencia "permitirá al investigador que está trabajando seguir formándose, pero con la seguridad de un contrato laboral".
"Es una propuesta que llevamos haciendo mucho tiempo", comenta Salce Elvira, secretaria de Investigación, Desarrollo e Innovación de CCOO e interlocutora del ministerio en la negociación de la ley. Exige conocer el nuevo borrador para saber cómo quedarán imbricados esos contratos en la nueva carrera investigadora que creará el texto, que el Gobierno quiere enviar al Consejo de Ministros en febrero tras consensuarla con los agentes sociales. "Estamos muy esperanzados de llegar a un acuerdo", asegura Elvira, que espera que la nueva carrera científica no cubra sólo a investigadores, sino también al resto de personal del sector.
El anuncio de Garmendia responde en parte al rechazo del anterior borrador por parte de CCOO y UGT, el otro sindicato que participa en las negociaciones. "Estamos de acuerdo con la eliminación de las becas", señala Patxi Sanjuán, secretario de Innovación e Industria de UGT. "Hay que ver el borrador para ver de qué tipo de contratos estamos hablando". Recuerda que proponen un modelo que esté recogido en el Estatuto de los Trabajadores.
Otro de los interlocutores de Ciencia, Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas, opina que los contratos son "un problema secundario" y que "lo importante es que haya oportunidades para formarse". "No debemos olvidar que un estudiante no es un obrero", señala, y exige que la ley garantice la calidad de la formación durante el doctorado.
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